Sixto Rodríguez nació un 10 de julio de 1942 en el barrio más pobre de la ciudad más putrefacta de Estados Unidos: Detroit. De padres mexicanos y familia humilde, poco le esperaba en la vida al joven flacucho de Sixto. Sin embargo, un buen día le dio por coger la guitarra y el milagro... no surgió. Aún es pronto para hablar de eso.
Rodríguez tocó en bares de la ciudad y vagaba sin pena ni gloria por los guetos. En 1967 consiguió grabar un sencillo llamado I'll Slip Away, el cual no tuvo ninguna repercusión en el panorama musical... ni siquiera en su vida. Más tarde, en 1970 y 1971, respectivamente, grabó sus dos grandes y únicos discos: Cold Fact y Coming From Reality. Aunque pasaron completamente desapercibidos en Estados Unidos, el germen ya estaba circulando. Pronto su música se haría famosa en lugares como Sudáfrica, Australia o Nueva Zelanda, aunque sin conocimiento de Sixto. Vivió como pudo trabajando en la construcción hasta que, en 1979, con un disco de platino en Australia (At His Best), realizó allí una gira de la que salió un disco en directo (Alive). Sin embargo, poco después volvió a caer de nuevo en el olvido.
En 1998, su hija descubrió que su padre también tenía seguidores en Sudáfrica. Realizó allí una gira, lo cual le impulsó a realizar más conciertos en Suecia y de nuevo en Australia. Sin embargo, Sixto permanecía completamente desconocido para el resto del planeta Tierra. Su renacimiento como artista apareció cuando, en 2012, Malik Bendjelloul realizó un impactante documental sobre su historia titulado Searching for Sugar Man. A partir de ahí, Rodríguez pudo disfrutar del éxito que se merecía, así como el resto del mundo pudo disfrutar del gusto de conocerle.
Ahora queda hablar de lo más importante: su música, claro está. Sentarse
a escuchar un disco de Rodriguez es realizar un viaje a través de las
emociones. Idas y venidas. Caminos lisos y predecibles, otros completamente
nuevos y sorprendentes. Desde luego no te deja indiferente.
Sixto marca en sus canciones la huella de su difícil vida. Su música suena a trabajo y dolor, pero también a esperanza y superación. De sus letras, influidas también por su pasado, sólo decir que son pura poesía, y que no había encontrado a nadie capaz de hacerle a sombra a Bob Dylan en este ámbito hasta que le escuché a él. Las historias que cuenta, cómo da una vuelta de tuerca a cada frase de modo que suena más vibrante y evocadora… lo que hace con el lenguaje está sólo al alcance de unos pocos elegidos. Además, el modo de cantarla, con esa voz medio nasal tan característica, la eleva a un nivel más, con más autenticidad.
Puedes escuchar una lista de reproducción selecta de Sixto Rodríguez en Spotify con el nombre Sixto Rodriguez (OWS).
Sixto marca en sus canciones la huella de su difícil vida. Su música suena a trabajo y dolor, pero también a esperanza y superación. De sus letras, influidas también por su pasado, sólo decir que son pura poesía, y que no había encontrado a nadie capaz de hacerle a sombra a Bob Dylan en este ámbito hasta que le escuché a él. Las historias que cuenta, cómo da una vuelta de tuerca a cada frase de modo que suena más vibrante y evocadora… lo que hace con el lenguaje está sólo al alcance de unos pocos elegidos. Además, el modo de cantarla, con esa voz medio nasal tan característica, la eleva a un nivel más, con más autenticidad.
A
parte de la voz y las letras, otro sello distintivo de Rodríguez es el
acompañamiento de guitarra acústica con acordes sencillos, que a veces parecen
más aporreados que otra cosa. Esto, que evoca aires de músico callejero,
contrasta con los recurrentes violines que emplea en muchas de sus canciones y
que complementan de una forma peculiar lo que el mundo está acostumbrado a
escuchar de un cantautor en acústico. Además, los violines suelen ir en las
canciones junto a punteos de guitarra que, como si se trataran de finas
pinceladas, embellecen y colorean la canción en su conjunto.
¿En
cuanto al estilo de Rodriguez? Pues si bien es considerado normalmente como
cantautor con influencias del rock psicodélico, lo cierto es que es mucho más
que eso. Sixto Rodriguez es un camaleón. Es cantautor, rockero y psicodélico,
sí. Pero lo mismo te hace una canción con dos acordes como te monta un tema
orquestado en mil escalas diferentes. Lo bueno que tiene –lo mejor que tiene–
es que nunca sabes por dónde va a venir en la siguiente canción. Sólo sabes que
va a tener ese algo que te va a
encantar.
En
cuanto a canciones, pues en fin. Lo mejor es recomendarlo todo, que al fin y al
cabo sólo sacó dos discos. Pero si hay que destacar canciones, las obligadas
(las top) serían Sugar Man, Crucify Your Mind
y I Wonder. Las tres se encuentran en
su primer disco, Cold Fact, y cada
una tiene motivos para ser considerada obra maestra. Sugar Man es, sin duda, la canción más famosa de Rodriguez, en
parte gracias al documental antes mencionado (Searching for Sugar Man). Es la que le ha “encasillado” de algún
modo en el estilo del rock psicodélico para aquellos que no se han parado a
escuchar ninguna otra de sus canciones. Pero lo cierto es que su misticismo es
innegable y cautiva desde el primer acorde. Crucify
Your Mind es probablemente una de mis canciones favoritas de Sixto. La joya
de la corona. Una canción que no se podría catalogar fácilmente, pues tiene un
poco de todo. Un poco de alegría y un poco de nostalgia. Supongo que su poder
reside en que, al fin y al cabo, así es la vida. Por último, I Wonder destaca porque, a pesar de su
sencillez musical, tiene un poder tremendo, en parte a la línea de bajo tan
bien definida como a los teclados que la sustentan en todo momento. Pero si hay
una cosa que hace a estas tres canciones diferentes del resto es el poder que
tuvieron en su época. Las tres fueron himnos para tiempos en los que la censura
estaba a la orden del día (sobre todo en Sudáfrica) y en los que escuchar
canciones sobre drogas, libertad o sexo era impensable. Ojo, que no quiero
ensalzar las drogas o el sexo. Pero lo cierto es que fue algo revolucionario
que potenció la formación de grupos reivindicativos que hablaran de los
problemas de la sociedad y de la necesidad de libertad de aquellos lugares
oprimidos.
Pero,
como he dicho, Rodriguez tiene muchos temas de muchos estilos, y desde
luego no es un artista de tres canciones. No me voy a quedar a gusto sin
recomendar algunas canciones con pura alma rockera, como Inner City Blues o Heikki’s
Suburbia Bus Tour y otras baladas
sublimes, como Cause, I Think of You, To Whom It May Concern y Sandrevan Lullaby: Lifestyles. Decir también que A most disgusting song es un poema terriblemente acojonante. Por
último cabe destacar que Sixto, como buen psicodélico, tenía sus idas de olla
como bien lo demuestra Gommorah (A
Nursery Rhyme). Escuchadla y veréis a qué me refiero.
Y
eso, que me pongo a recomendar canciones y no paro. Terminar diciendo lo que he
dicho antes, que Rodriguez tiene dos discos que bien merecen ser escuchados de
arriba abajo unas cuantas veces. Y que gracias a todos los que han hecho de
este hombre un hombre famoso, de tal manera que hayan llegado a mis oídos sus
acordes vagabundos. Ahora trataré de compartirlos.
Puedes escuchar una lista de reproducción selecta de Sixto Rodríguez en Spotify con el nombre Sixto Rodriguez (OWS).
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